
Todo esto nos conduce a la siguiente pregunta: ¿cómo se puede, en un aula de clases, ser integral y holístico, con un mundo que promueve la súper especialización, el conocimiento en estancos prohibitivos, con privilegios a los entes poderosos? “El conocimiento es poder”, dijo Francis Bacon. En este mundo que prevalece la mercancía sobre el hombre, en que el hombre no trabaja para satisfacer las necesidades del hombre sino para satisfacer las necesidades del mercado, el conocimiento es también una mercancía, que vale mucho, y como dijo Bacon, quien posee el conocimiento, posee el poder. El conocimiento como una mercancía más, es “vendible”, podemos encajonar nuestros saberes en copyrights y derechos de autor, y quien use esos conocimientos sin haberlos comprado, incurre en un delito y es penalizado.
El maestro integral, consciente de este panorama, resulta ser un quijote luchando contra unos molinos de viento, que más que unos simples molinos, son unas inmensas hidras, aquellas que al cortarles una cabeza aparecen dos. Por lo tanto, si no se cambia este modelo de relaciones del sistema imperante, no será posible que el sueño de la enseñanza-aprendizaje integral se consolide. Es imperioso entonces construir un nuevo modelo de mundo y un nuevo modelo de pensamiento, más armónico, más equitativo, y este mundo no se logra con tan solo un maestro en la escuela, se logra con la participación de todos y cada uno de nosotros, seres conscientes en busca del mundo posible.
Por: Carlos Luis Blanco
Fecha de publicación: 17/06/07
http://www.aporrea.org/educacion/a36707.html
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